UNA EXPERIENCIA INMOBILIARIA
Creado por: Arq. LUIS MIGUEL BERRIOS.
Esta es una de las tantas historias que vivió “Doña Rosenda”. Dos años de conexión entre una promesa y una experiencia no son poca cosa, una experiencia inmobiliaria de principio a fin.
- DECIDIDO: ¡EN BUSCA DE UN NUEVO HOGAR!
Estoy feliz por la sobremesa del almuerzo. Finalmente convencimos al “Chalo” que necesitábamos una nueva casa, un nuevo hogar. Mis hijos ya están grandes y no pueden seguir compartiendo habitación. ¡Qué emoción! No paro de pensar como será aquel nuevo lugar que nos cobijará el resto de nuestra historia. Según mi hijo mayor ese término es obsoleto, porque ahora los departamentos se compran dependiendo el estado en que camines: Soltero – Casado – Jubilado. Según él, apenas comience a trabajar se comprará un departamento de 45 m2, como su amigo del barrio. ¡Ay, estos chicos de hoy en día!...
- Y AHORA… ¿DÓNDE MUDARNOS?
Decidir dónde vivir fue sencillo. En este distrito me crie y lo están haciendo mis hijos; el “Chalo” es de provincia, pero se siente un Linceño más. No imagina un domingo sin el kiosko y la panadería de la esquina. Estamos acostumbrados a vivir en este céntrico lugar y mi hijo menor se va caminando al colegio, mientras que el “Chalo” llega en 10 minutos a la oficina con “El Metropolitano”. Los fines de semana disfrutamos la vida de peatón: Los almuerzos por la tarde, las idas al parque, el cine del nuevo centro comercial; finalmente si nos alejamos o tenemos algún compromiso, utilizamos el carro que tenemos en casa.
- ¿SERÁ POSIBLE ENCONTRARLO EN LA PELUQUERÍA?
Estaba esperando que el tinte se fije, pensando en cómo me quedaría el nuevo corte. Sobre la mesa había dos revistas, una de actualidad y otra inmobiliaria. Como vamos en busca de un nuevo hogar, cogí la segunda - mis hijos buscaban por internet - para mí esa pantalla se mueve mucho y me marea. Me llamó la atención que la mayoría de proyectos se ubicaran en nuestro distrito, proyectos muy grandes y otros de pocas unidades; también notaba que más allá de los edificios y la publicidad aparecían artículos relacionados al hogar: recetas, horóscopo, un interesante resumen del bloque de espectáculos y lo mejor, un artículo de Shakira dando consejos de decoración. La estaba pasando genial, hasta que me llama el estilista, era hora del enjuague. Y si bien podía seguir leyendo, resultaba inevitable distraerme con los chismes de peluquería.
- COMO CUY EN TOMBOLA.
Decidimos ir en busca de los proyectos que estaban por la zona. Me traje la revista conmigo (en la peluquería descubrí que la distribución era gratuita). Noté que existían algunos descuentos cuando presentabas el ejemplar de la revista.
Detectamos varias Salas de Ventas en la zona, todas muy bien ubicadas; me imagino que por respeto al peatón, ninguna invadía la vereda, ni que decir la berma. Ya la “Lupe”, mi comadre, que anduvo en busca de departamento, me había comentado lo bonitas que estaban las Salas de Ventas aún desde fuera, que la publicidad era nada invasiva y cuando caminabas por las calles ya no sentías ese acoso de carteles. También me dijo que su hermano, un agente inmobiliario desde hace años, le contaba que ahora las inmobiliarias buscan otras formas de atraer al público. Mencionó el término “proyectos conceptuales” o algo así, con esta nueva idea ya no eran necesarios tantos carteles como esos de antaño con gigantes imágenes que hacían perder el equilibrio; como decía el “Chalo”, suficiente tenemos en época de elecciones cuando nos llenan de carteles todas las esquinas del distrito.
- COMENZANDO LA EXPERIENCIA.
Visitando varias Salas de Ventas de los proyectos que marqué en la revista, llegamos a una donde el vigilante nos saludó muy amablemente. Mientras abría la puerta, se acercó una señorita muy bien vestida, nos invitó a tomar asiento y nos dijo que por favor la esperemos unos minutos porque estaba terminando de atender clientes.
En la sala de espera encontré sobre la mesa lateral un ejemplar de la revista igual a la mía y se lo comenté emocionada al “Chalo”, pero éste no me escuchaba, estaba concentrado en un especial de fútbol que pasaban en el televisor ubicado frente al sillón. Mientras tanto, mis hijos encontraron uno de estos videojuegos conectado esperando con ansias ser usado. De pronto, la señal de todos los dispositivos se vio interrumpida por publicidad de la empresa (como una franja electoral), aproveche en jalar al “Chalo” para comentarle pero los 90 segundos no fueron suficientes, el fútbol fue más fuerte que esta linda revista que había descubierto.
De pronto la señorita que brinda los informes nos invitó a pasar a otro ambiente. Nos ofreció algo de tomar (el café estaba delicioso) y después de anotar nuestros datos empezamos a conversar. Nos contó sobre el proyecto, desde las primeras ideas hasta como entregarían el departamento, pasando por la distribución, los acabados, planes de financiamiento, puntualidad en la fecha de entrega, etc. Tenía una respuesta sencilla para toda pregunta, no importaba cuan difícil era. La felicitamos por la buena atención y amplio conocimiento del proyecto a lo que nos dijo: “Para nosotros valen los detalles y los servicios especializados, buscamos la verdadera experiencia boutique”.
Nos fuimos muy contentos, brochure, flyer, planos, cotización, lapicero y posavasos dentro de un sobre con el nombre del proyecto, no era exactamente lo que buscábamos, pero nos encantaron los detalles de este pequeño proyecto diferenciado de 10 departamentos. Había que ver más opciones.
- A PONERNOS DE ACUERDO.
Llevamos tiempo visitando proyectos, pero ya con el “Chalo” queremos tomar una decisión; los chicos están desesperados, cada uno quiere tener su cuarto. Difícil tarea después de ver edificios tan bonitos, uno mejor que otro y los ejecutivos de venta tan preparados. Creo que la “Lupe” se quedó corta, porque encontramos unos proyectos bien ubicados, otros con mejor distribución, algunos con mejores acabados; pocos en el piso que buscamos, pero todos muy lindos. Me dije “qué bueno que en el Perú estemos construyendo tan bonito, la ciudad cada día está más linda”.
- TOMAMOS UNA DECISIÓN.
Finalmente acudimos con el esposo de la “Lupe”, mi compadre, ingeniero de profesión y sabe mucho de agua, fierros, luz, planos, etc; su opinión sería determinante y es el único que podría hacernos cambiar de parecer.
Al llegar nos atendió el apuesto muchacho de la primera visita:
“Doña Rosenda. ¡Que gusto tenerla nuevamente por aquí!”
¿Cómo está “Joven Javier”?… ¨Acá pues, visitándolo una vez más”.
El “Joven Javier” estaba sin clientes y nos ofreció algo de tomar; esta vez me provocó un tesito floral.
De inmediato mis hijos se instalaron en el sillón, querían terminar de ver la serie que dejaron incompleta y estaba grabada allí. Y muy entretenidos me dijeron: “Tómate tu tiempo mamá, con confianza”. Y el “Chalo”, desde el otro sillón gritó: “¡Compadre!... Confío plenamente en usted, decida con la “Rosenda” nomás.”, mientras comenzaba a leer la última revista de National Geographic que encontró sobre la mesa.
Comenzamos la conversación con el “Joven Javier” y retomamos algunos puntos de la historia que no quedaron claros. Mi compadre intervenía oportunamente en cada comentario con especificaciones técnicas y términos desconocidos. El “Joven Javier”, como era de esperarse, tenía una amable y sencilla respuesta que aclaraba toda duda, lo que dejaba a mi compadre no solo tranquilo: la altura de piso a techo, la cantidad de ventanas y closets lo dejaron muy interesado.
Ambos felicitamos al “Joven Javier” por su claridad en el discurso y amplio dominio del tema y muy seguro de sí nos dijo: “Nosotros más allá de vender departamentos, construimos proyectos de vida”. Después de escuchar aquello, gustosa, hice entrega del efectivo. Por fin había hecho la separación de mi nuevo hogar.
- MOMENTO LEGAL
Todos estamos contentos en la casa y en quince días firmamos contrato. Felizmente la sobrina del “Chalo” es abogada, ella nos está ayudando para revisar los documentos y así evitar que al “Chalo” y a mí, nos traicionen las letras pequeñitas. Nos sugiere modificar algunas clausulas: la penalidad si se demoran en la entrega, el pago debe ser en dólares (algo dijo de una taza), la diferencia máxima de metraje debe ser 1%, etc. “Tía, si tu departamento tiene nueve centímetros cuadrados menos sentirás la diferencia”, a lo que yo dije: “Por supuesto sobrina”.
- FIRMEMOS SENTENCIA
12:30 del mediodía. Estoy parada en la puerta de la notaria, me vine con el “Chalo” y su sobrina, así me aseguro que todo saldría bien. Me doy cuenta que el “Joven Javier” estaba parado dentro con un señor, nos saludamos y nos lo presentó, era “Don Fermín”, el dueño de la empresa. Tenían una sala lista para recibirnos. Mientras esperábamos al personal de la notaría, conversamos de diversos temas, una plática muy amena. Hasta el “Chalo” andaba contando chistes. Una vez más felicitamos y agradecimos al “Joven Javier” por la atención y se lo extendimos a “Don Fermín”. Hasta el momento todo había estado perfecto y él nos dijo: “Para nosotros la experiencia de compra debe ser completa, antes, durante y en todas las interacciones posteriores. Esta gente me iba a matar de un infarto, se lo tengo que contar a la “Lupe”, seguro que a ella no la atendieron tan bien. Finalmente firmamos entre risas y con una gran tranquilidad, mi sobrina me dijo: “Te pasas tía, por las puras me escape del trabajo”
- LA PRIMERA PIEDRA
7:00 pm, llegamos puntuales con la “Lupe” a la ceremonia de la primera piedra. Después que le conté todo lo vivido, no se quería perder ni una. Habían pasado tres meses desde que firme el contrato, estaba contenta porque ya habían demolido la casa. El “Chalo” no pudo venir, su fulbito era sagrado. El lugar estaba bonito, un grupo de sillas en dirección a un podio, una piedra suspendida por una pita colgaba sobre un hueco hecho en la tierra, curiosa forma de ubicar la primera piedra, bueno, estos señores deben saber, pensé. Como era de esperarse ahí estaban el “Joven Javier”, “Don Fermín” y algunas personas de la empresa. Fue una ceremonia sencilla, “Don Fermín” dio unas palabras sobre este importante momento, las historia del proyecto y cómo se iban cumpliendo los plazos. Acto seguido, un cura bendijo la primera piedra y de paso el terreno; después hicieron un pequeño brindis.
- LA DULCE ESPERA
Pasaron meses después de aquella reunión y con la “Lupe” siempre pasamos por el edificio camino al mercado y vemos que la construcción no se detiene. Me comunico con el “Joven Javier” un par de veces al mes, le pregunto si tienen alguna novedad y de paso aprovecho para que me explique los reportes mensuales que envía la inmobiliaria; comprendo las fotos actualizadas de la obra. Por fuera siempre veo la construcción y lo que no entiendo son los números que envían, según él son los cuadros de avance de obra que gentilmente me lo explica una y otra vez. Después yo se lo cuento al flojo del “Chalo” que me dice: “Más tarde Rosenda, quiero evitar la fatiga”
- ¡LLEGÓ EL GRAN DÍA!
Andamos retrasados y me acompaña la “Lupe” y mi hijo el menor; el “Chalo” estaba en la oficina. La cita era a las 11:00 y estamos a 2 cuadras del edificio. Llegamos y estaba terminado y muy limpio. Hacia 2 semanas estaba igual, bien antipáticos lo pudieron entregar antes, pero bueno, igual estamos algunos días antes de lo programado. Ingresamos por primera vez al edificio, encuentro un conserje muy bien vestido y el hall totalmente decorado con muebles, cuadros y adornos; un enorme ramo de flores sobre el mueble de recepción que decía “Bienvenidos a un nuevo hogar”, parecía que el edificio estuviera habitado pero tenía entendido que recién estaban entregando departamentos. Después nos dimos cuenta que en efecto, el edificio estaba vacío. Como siempre nos recibió el “Joven Javier” y nos llevó hasta la puerta del departamento, esta vez acompañado de una señorita. “Doña Rosenda buenos días, le presento a “Lourdes”, la encargada de post venta, ella la atenderá personalmente con cualquier inconveniente que se presente en su departamento, nosotros igual estaremos en contacto por si se le ofrece algo”. En ese momento me hace entrega de una pequeña caja con el número del departamento, el logo de la empresa y el nombre de nuestra familia; al abrirla me encontré con las llaves del departamento, el control remoto, un pequeño libro que contenía el reglamento del edificio y el manual de operaciones y un USB con los planos del edificio. Parecía una promoción de perfume más crema de una marca de prestigio, me encantó el detalle. Abrimos la puerta y nos encontramos con una botella de Champagne y dos copas sobre una pequeña mesa de vidrio. Encima de la mesa encontramos una tarjeta personalizada (igual que la caja) que decía “Bienvenidos a su nuevo hogar”. El “Joven Javier” nos sirvió el Champagne y brindamos con la “Lupe”, estaba muy emocionada recibiendo mi nuevo hogar y entre tanto detalle, la “Lupe” estaba tan emocionada como yo, “Mi experiencia no fue tan bonita” decía. Mi hijo menor ni se inmutaba, se quería ir porque en la casa lo estaba esperando su primo. Después me enseñaron todo el departamento, en verdad se sentía más amplio que los 80.14 metros cuadrados que tenía; en realidad estaba tan feliz que no revisé nada, sólo pensaba en mudarme ese mismo día. Ahora, comprendía esa frase que figuraba en todos los folletos de la empresa: “Llenamos tu nueva vida de emoción”.
- EL MAGNO EVENTO – ÚLTIMO CAPÍTULO
Me estaba terminando de vestir, nos habían invitado a un evento en el área común. Desde la mañana había visto que llegaban cosas y habían cerrado el lugar. Moría de curiosidad. Esta vez amenacé al “Chalo” para que venga conmigo, parece que había comprado un departamento sola. Bajamos con los chicos cinco minutos antes, fuimos los primeros en llegar. La “Lupe” ya estaba en la puerta del edificio, no supe cómo se enteró del evento. No era algo muy sofisticado, un grupo de sillas orientadas a un podio, pero en esta ocasión había una mesa al lado con 3 sillas. La sala común estaba decorada con temas del proyecto y de la empresa, había 3 mesas, una de dulces, otra de salados y la de bebidas. También había una chica que pintaba la cara de los más pequeños. Se sentía un ambiente muy familiar, en definitiva no paraban de sorprenderme. Obviamente estaba, “Don Fermín”, el “Joven Javier”, la señorita “Lourdes” y más personal de la empresa. Como en anteriores ocasiones comenzó hablando “Don Fermín”, parece que había subido un poco de peso, estaba contento porque habían cumplido los plazos, incluso con algunos días de gracia. Todo el público aplaudió, agradeció por la confianza e hizo un pequeño recordaris de los comienzos del proyecto hasta este punto, “la experiencia no acaba” menciona “nuestro compromiso termina cuando las propiedades estén a su nombre”. Acto seguido, el cura bendijo el edificio terminado y a los nuevos vecinos deseándoles una feliz y sana convivencia, creo que ya sabía en el fondo que la vida en comunidad es complicada. Después, “Don Fermín” tomó la palabra nuevamente, hizo un brindis e invitó a que todas las familias se presentaran una por una para así conocernos y finalmente, se formó la primera junta de propietarios. Todo el mundo evadía la responsabilidad, yo empuje al “Chalo” y agarró el puesto de secretario, los otros 2 cargos se eligieron por sorteo. Una vez terminada la ceremonia todos nos quedamos conversando y departiendo en la zona común, todavía seguía la “Lupe”, cualquiera que la veía pensaba que era propietaria.
- BENDITA CONFORMIDAD
Casi un año después estoy firmando la escritura pública en la notaria, siempre presente el “Joven Javier”. El departamento está pasando a mi nombre, estamos felices, los problemas de postventa fueron menores, atendidos a la brevedad y con mucha amabilidad por “Lourdes”. Estamos a 2 meses que se cumpla el año de la garantía de postventa por acabados y todo está muy bien. La conformidad duró lo establecido según contrato y nunca fue un problema.
- EPÍLOGO
Eventualmente conversamos con el “Joven Javier”, es la primera persona que conocí cuando entre a la caseta de ventas, hoy, 2 años después seguimos en contacto. Está igual de apuesto que la primera vez, según la “Lupe” se lo quiere presentar a su sobrina.
Es inevitable haber desarrollado un vínculo de amistad con él, en aquella oportunidad me contó una historia de principio a fin, una experiencia distinta. Recién entiendo a que se refería; nosotros confiamos mucho en una empresa que sólo conoces por referencia. Cuando ésta te acompaña con información transparente, mostrando preocupación y con detalles inesperados, sientes tranquilidad y placer de estar en manos del equipo correcto. Conversando con el “Joven Javier”, le comento todo ésto y le agradezco el tiempo que me viene asesorando, a lo que él responde: “Doña Rosenda, los beneficios que más le interesan al cliente, son aquellos que harán cambiar su vida para siempre, estos beneficios son intangibles y emocionales, estas emociones son las que influencian su decisión de compra, la lógica la usamos luego cuando buscamos justificar esta decisión. A nosotros nos enorgullece sentir que hemos logrado ese beneficio intangible en clientes como usted, y que cuando usen la lógica, encuentren justificada su decisión”.
Con el tiempo era inevitable distanciarnos, creo que el “Joven Javier” ya no trabaja en la inmobiliaria, pero nunca olvidaré la importancia que tiene el cómo adquirir bienes tan importantes para uno.
